Basquetbol

RECORDAR ES VIVIR

Una frase muy utilizada, pero no pierde vigencia y mucho menos importancia, pues da oportunidad de volver a emocionarse con aquellos momentos almacenados en la memoria del ser humano.
 
Hoy hemos regresado el cassette varias décadas al tener en las manos parte de esos recuerdos, afortunadamente muy gratos y donde el basquetbol jugó una parte muy importante para ello.
 
Ver a personajes con los cuales se convivió, de los cuales se guarda un gran respeto y amistad, nos hizo sentir aquello tan indescriptible cuando nos veíamos sobre una cancha de basquetbol disfrutando de las emociones emanadas de este bello deporte ráfaga.
Ignacio «dulcero» Barbosa (derecha), un gran personaje.
 
IGNACIO “DULCERO” BARBOSA
Una gran emoción nos embargó al mirar a través de una gráfica a Ignacio “dulcero” Barbosa, todo un personaje en el basquetbol irapuatense en las décadas de los 50s y 60s como jugador y luego como entrenador y árbitro.
 
Como jugador, excelente, con una gran clase que lo llevó a ser considerado de lo mejor en su momento.
Grandes basquetbiolistas.
 
Cómo entrenador, un estilo muy peculiar. Aún no recorría la primera vuelta el minutero del cronómetro y ya estaba pidiendo tiempo fuera para corregir lo que “sus” muchachos según su criterio no llevaban a cabo lo que les había explicado.
 
Se vino a la memoria como dirigiendo una selección “A” (Conscriptos) en el Nacional celebrado en Puebla (1963) llegó hasta la final misma que no ganó por una situación totalmente en su contra.
Lauro Solís y Miguel Antonio González.
 
«Era la recta final del juego ante Durango, lo teníamos controlado y de repente, se fue la luz eléctrica en el Alpha 2. Al regresar, como que nos cortaron el ritmo. Aún así, íbamos adelante 97-96 pero un jugador de Durango desde media cancha con pocos segundos faltantes, lanzó el tiro y encestó. No hubo tiempo para más. Así perdimos esa final. Esa canasta no obstante haber pasado varias décadas no la he podido olvidar», manifestó aún mostrando cierta nostalgia Juan Antonio «gordini» Rangel.
Miguel Antonio «amigo» González Ruiz.
 
Pero lo realizado por este selectivo guanajuatense cuya base era Irapuato, dejó una gran huella a nivel nacional. Reiteramos, bajo el mando de Ignacio “dulcero” Barbosa.
Y cómo árbitro tuvo varias anécdotas pero se recuerda una que quienes tuvimos la suerte de ser testigos nunca se ha olvidado.
 
Un jugador realizaba una entrada, pero en ese trayecto, dio pasos de más y la culminó con una acción espectacular anotando. Se escuchó el silbatazo de Ignacio “dulcero” Barbosa y cuando se esperaba señalara la violación, gritó a todo pulmón: “Viola y cuenta”. Le gustó la forma como consiguió el enceste.
Gratos momentos vienen a la memoria.
 
LAURO SOLIS
Si había un jugador con todas las herramientas para destacar en cualquier nivel basquetbolero en esa década de los 60s., era Lauro Solís. Un estilo muy propio. Fino, eficaz, elegante.
La verdad, un basquetbolista que con Irapuato y con la Universidad de Guanajuato brilló al máximo.
 
MIGUEL ANTONIO “AMIGO” GONZALEZ RUIZ
Y qué decir de otro personaje que brilló con luz propia dentro del basquetbol de Irapuato, a nivel municipal, estatal y nacional.
 
Miguel Antonio “amigo” González Ruiz, quien con su calidad incuestionable se ganó todo tipo de reconocimientos.
Trayectoria de primer nivel en esta gráfica.
 
Entre ellos, relata uno que guarda siempre en su mente. Fue en el Nacional de 1967 celebrado en Delicias, Chihuahua, no nos fue bien como equipo, pero a título personal, me sentí muy honrado al recibir felicitaciones por parte del entrenador de Chihuahua y la promesa de dar seguimiento a mi carrera basquetbolística. Es algo que guardo como un bonito recuerdo”, señaló “el amigo”.
Chivica, Luis y «amigo» brillaron con luz propia en el basquetbol local.
 
Y así viendo todas y cada una de las gráficas que nos hicieron llegar se vinieron a la memoria muchísimas anécdotas (la mayoría gratas) de esa hermosa etapa vivida.
Todo esto refuerza la trillada frase, “recordar es vivir” misma que no pierde vigencia y es válido utilizarla para revivir esos momentos que todo ser humano tiene en su mente.